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El mejor vino español de la historia por menos de 20 dólares, según Robert Parker, procede de la finca Villacreces, ubicada en pleno corazón de la Ribera del Duero, de suelos pobres y de contrastes, bañados por el río Duero.
Pago Senda Misa está elaborado íntegramente con uva procedente del pago de 7 hectáreas que lleva su nombre, con cepas de tempranillo de limitada producción que refuerzan su carácter. En boca resulta gustoso y envolvente, final con agradables notas especiadas dulces y de bergamota.
Antídoto, por su generosidad, posee muchas notas florales y de regaliz. Una gran añada, untuosa y firme.
Este tinto sorprende, además, con su aroma intenso, penetrante, donde percibimos claras notas de frutos negros del bosque, especias y tostados, y con su final, largo y agradable.
En palabras de la propia bodega Arzuaga Navarro es el buque insignia de la casa. Arzuaga Crianza nace de los viñedos más selectos, algunos de ellos centenarios, que la firma posee en Valladolid y Burgos. De perfil elegante, fino y sutil, esta añada regala al paladar sensaciones suaves y melosas que persisten en el tiempo.
El Pago de los Capellanes Crianza es un vino que prácticamente no requiere presentación. Se trata de uno de los principales baluartes de la bodega de Pedrosa de Duero, un tinto que pese a compartir protagonismo con los otros cuatro tintos de la casa, ha conseguido posicionarse por sí sólo gracias a su enorme personalidad.
En nariz, un intenso aroma floral y a fruta roja del bosque, ensamblada en toques lácticos y vainillas, propios de su paso por madera.
En paso en boca resulta amplio, elegante, persistente y aterciopelado.
Ribera de corte clásico, seleccionado por Viñedos Singulares como representante de dicha D.O. dentro de su colección. Con un gran potencial aromático, se muestra carnoso y envolvente.
Emilio Moro es un clásico moderno de Ribera del Duero y vino de gran linaje. Creado como homenaje al fundador de la prestigiosa bodega que lleva su nombre. Nace de viñedos de una edad de entre 12 y 25 años. Con una crianza de 12 meses, destaca la excelente integración de la madera en el conjunto.
Tomás Postigo llegó a la Ribera del Duero en el año 1984, y hoy es considerado como uno de los enólogos más veteranos y que mejor conoce la zona.
Picaro de Aguila procede de viñas viejas de La Aguilera, situadas a una altitud de unos 860 metros sobre el nivel del mar. Los suelos son de arcillas rojas con guijarros y se localizan en laderas orientadas al norte, mirando al valle del río Gromejón. Aunque está dominado por la Tempranillo, este vino cuenta también con otras variedades tintas y blancas más como la Garnacha, la Bobal y la Tempranillo gris. Todas ellas son vinificadas de manera conjunta para lograr una expresión más fiel de sus terrruños de origen. El resultado es un tinto sabroso, especiado y con buena acidez.